Alubia de tierra de Estella
alubia con posibilidades infinitas.
Dos cosas nos llevan a recomendar este producto a estas alturas de la peli: por un lado, enero es un mes pelotudo para darle duro a la legumbre, y por otro, tener a mano una conserva de calidad en la alacena cuando hay que ponerse las pilas es buen negocio se mire por donde se mire.
Rosara es una conservera situada en el corazón de la ribera Navarra, que manipula los mejores frutos de sus cercanas y espléndidas huertas para que nos compliquemos la vida lo menos posible. En este caso son alubias cocidas en su punto para que las usemos luego en cocina como mejor nos convenga.
La calidad de la judía es fetén, y verán que tras la cocción casi todas están enteras. Además son tiernas y no se les nota el pellejo, lo que es un puntazo a todas luces. Nos gusta su textura mantecosa, de las que se deshacen en la boca, y el caldo, ligado con un mínimo de gracia, es sabroso y hasta un punto gelatinoso.
Simplemente hervidas durante un par de minutos pasan la prueba con nota, pero si andamos con algo más de tiempo del que gasta el coyote, cúrrense por favor un sofrito en condiciones y añádanle las alubias solo al final.
En ensalada, con múltiples sacramentos para pecar sin remilgos, con rabo de toro, aderezadas con una base de pimentón…, las posibilidades son infinitas para resolver en un periquete la papeleta como auténticos Berasateguis.